ISBN: 978-9942-36-373-2
Mariuxi Mirabá Guerrero
Facultad de Ciencias de la Vida (FCV), Escuela Superior Politécnica del Litoral (ESPOL), Guayaquil, Ecuador
mmiraba@espol.edu.ec
Los virus de la influenza causantes de la gripe, son patógenos que ocasionan epidemias estacionales anuales y enfermedades graves de alta morbilidad, alrededor de 3 a 5 millones de casos, que afectan a los humanos a nivel global a pesar de la disponibilidad de vacunas y medicamentos antivirales (1). Las infecciones complicadas por el virus de la influenza causan neumonía viral primaria o neumonía bacteriana secundaria y en ocasiones la muerte, especialmente en grupos de alto riesgo como niños, adultos mayores y pacientes en estado crítico (2–4).
El virus se transmite a través del estornudo en donde se encuentran los viriones que se unen a los ácidos siálicos alfa-2,6 situados en el epitelio ciliado del tracto respiratorio del huésped. Los síntomas comunes incluyen fiebre, escalofríos, fatiga, dolores de cabeza, mialgia, dolor de garganta, rinorrea y tos no productiva (4,5).
De los 4 tipos de influenza que existen A, B, C y D, solamente los de tipo A están asociados a pandemias acontecidas durante los siglos 20 y 21 (6,7). El virus de influenza A pertenece a la familia Orthomyxoviridae, es un virus de ARN monocatenario de polaridad negativa segmentado formado por 8 genes HA, NA, PB1, PB2, PA, M, NS, NP que codifican 10-12 proteínas diferentes (8).
Puesto que estos virus poseen un genoma fragmentado con una alta capacidad de mutar y de recombinarse, son capaces de infectar varios hospederos, entre ellos cerdos, caballos, mamíferos marinos y humanos, a pesar que su reservorio natural son las aves acuáticas silvestres (8). Esta característica le ha permitido ocasionar varias pandemias con diversos niveles de mortalidad en humanos, desde la más devastadora ocurrida en 1918 también conocida como gripe española que infectó alrededor de 500 millones de personas alrededor del mundo en un corto periodo de tiempo (7), así como la más reciente que se presentó en el año 2009 considerada la primera pandemia del nuevo siglo. Esta nueva variante de influenza A/H1N1 en años posteriores conocida como influenza A/H1N1 pdm09, se dispersó por todo el mundo y provocó más 280000 muertes (9).
Este evento despertó un gran interés por estudiar su distribución, prevalencia y evolución en el Ecuador y en Latino América. El primer caso de influenza A/H1N1 pdm09 en el Ecuador, fue diagnosticado el 15 de mayo de ese mismo año en un niño que retornaba a Guayaquil desde Miami, Estados Unidos.
Su caracterización genética fue posible por el monitoreo sistemático del virus a nivel mundial y al desarrollo de herramientas bioinformáticas que permitieron establecer las recombinaciones genéticas más probables de los diferentes virus que le dieron origen. Estos estudios determinaron que este virus surgió por la recombinación de genes de variantes de H1N1 que aparecieron en los años 1918, 1968, 1979 y 1998 que se originaron en aves infectaron a cerdos y finalmente a humanos (10,11). Además, establecieron que este virus a medida que contagia al hospedero puede sufrir varias mutaciones en sus genes y provocar infecciones más severas, incluso en años posteriores a la pandemia (12).
Por tanto, es necesario la implementación de la tecnología de genética inversa en el Ecuador para la clonación y secuenciación genética de los genes virales de las cepas circulantes locales de influenza A/H1N1 pdm09. De esta manera, haciendo uso de las bases de datos públicas y herramientas bioinformáticas disponibles se puede conocer la variación genética y distribución de las cepas locales complementando el sistema de vigilancia y control epidemiológico de este virus en el país.
En un estudio reciente aplicando estas tecnología se ha logrado aislar y secuenciar el genoma de 15 cepas locales del virus de influenza A/H1N1 pdm09 (Figura 1), y determinar su evolución genética mediante un análisis filogenético y filogeográfico de todos sus genes. Los datos obtenidos en esta investigación han permitido tener una visión de la dispersión espacio-temporal del virus en el Ecuador desde su aparición en el año 2009 hasta el año 2016 (13).
Así mismo, confirma que el nuevo virus de influenza A/H1N1pdm09 reemplazó la influenza H1 estacional en el Ecuador y que aún se mantiene circulando hasta la fecha (Figura 2).
El análisis evolutivo de todos los genes del virus permite conocer su antecesor y determinar que cambios de aminoácidos o recombinaciones aumentaron su virulencia, que pueden estar asociadas a morbilidad o mortalidad severa en seres humanos. Datos históricos del Ministerio de Salud pública del Ecuador refieren que en los años 2013 y 2016 se presentó un mayor número de casos asociados con el subtipo A/H1N1pdm09 y para el año 2018 se reportaron 133 fallecimientos (14).
Por consiguiente, es importante continuar con el seguimiento incesante de secuencias genómicas completas del virus, en humanos y otros hospederos para establecer factores de riesgo moleculares que podrían dar origen a un genotipo con potencial pandémico humano.
Referencias