ISBN: 978-9942-36-373-2
María José Molina Cando
Universidad Estatal de Cuenca, Facultad de Ciencias Químicas, Departamento de Biociencias, Campus Central: Av. 12 de Abril y Agustín Cueva. Cuenca, Ecuador.
mjmolina2410@gmail.com
La actividad física tiene múltiples beneficios para la salud ya sea a nivel mental o físico. Muchos estudios han demostrado que la actividad física de manera regular fortalece los músculos, disminuye los síntomas de ansiedad y estrés, contribuye a mantener un peso adecuado y reduce el riesgo de desarrollar en edad adulta ciertas enfermedades crónicas no transmisibles (ETNs) como Diabetes, Presión alta, Colesterol elevado, Cáncer y Alzheimer (1–3). Para conseguir estos beneficios, los niños deben como mínimo realizar 60 minutos diarios en actividades físicas de intensidad moderada a vigorosa, que puede incluir realizar bicicleta, natación, fútbol, voleibol, baloncesto, educación física o ejercicios estructurados en la vida familiar, escolar y comunitaria del niño (4).
A pesar de conocer esta información, el nivel de actividad física en niños es baja debido al aumento de comportamientos sedentarios en su tiempo libre (5). Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), aproximadamente un 60% de la población mundial no realiza la actividad física necesaria para obtener beneficios para su salud (6). Los niños y niñas son mas sedentarios y dedican más de dos horas de su día a ver televisión, jugar videojuegos o navegar por internet lo que implica un mínimo de esfuerzo físico y un mayor riesgo de aumento de peso y obesidad (7).
Con base en investigaciones se han propuesto varias teorías sobre como factores individuales y el ambiente construido influyen en los comportamientos sedentarios y la actividad física. Una vida aislada, sedentaria y donde predomina el uso de dispositivos de pantalla se relaciona con una insatisfacción con la vida y una desconexión con los entornos naturales (8,9). Aun así poco o casi nada se ha descrito entre la relación de la satisfacción percibida con la vida, la conexión con la naturaleza y la intención de ser físicamente activos y menos sedentarios en escolares ecuatorianos (10).
En un estudio reciente, investigadores del Departamento de Biociencias de la Universidad de Cuenca plantearon la siguiente hipótesis: el nivel de actividad física y el tiempo en dispositivos de pantalla pueden variar de acuerdo una mayor o menor satisfacción con la vida y la conexión con la naturaleza.
En el estudio, los investigadores recolectaron información, con instrumentos validados, de mil treinta escolares entre 9 a 12 que asistían regularmente a escuelas públicas y privadas de la ciudad de Cuenca. Sorprendentemente, los escolares cuencanos dedican alrededor de tres días a la semana a realizar actividad física de intensidad moderada pero más de tres horas diarias a estar sentados o acostados mientras ven televisión, navegan por internet o juegan videojuegos. Además, más de la mitad de los niños reportaron sentirse satisfechos con su vida, pero pocos conectados con la naturaleza.
Pero además el estudió identificó diferencias relevantes entre sexo y el tipo de escuela que asistían: a) Las niñas son menos activas que los niños; b) los escolares de escuelas privadas pasan más tiempo en actividades sedentarias, pero son más activos que los estudiantes de las escuelas públicas y c) los niños de escuelas públicas están menos satisfechos con la vida, pero más conectados con la naturaleza que aquellos escolares de escuelas privada.
En base a estos resultados, los niños que están más satisfechos con la vida y conectados con la naturaleza son más activos. De igual manera, aquellos niños que están más conectados con la naturaleza dedican menos tiempo a actividades sedentarias de pantalla. Los escolares de instituciones privadas son más sedentarios a medida que crecen y más propensos incrementar su índice de masa corporal (IMC) y esto podría indicar un mayor riesgo de a desarrollar ENTs desde una edad temprana.
Estos hallazgos tienen un impacto importante a nivel de salud, y apoyan la necesidad de adoptar estrategias educativas para mejorar el estilo de vida de los niños a nivel familiar como escolar. Pasar más tiempo al aire libre y promover su bienestar con la vida puede ser una estrategia de prevención eficaz para aumentar y cumplir las recomendaciones diarias de actividad física, reducir su comportamiento sedentario, y prevenir el sobrepeso y la obesidad en escolares. Incluso una mayor compresión de la actividad física a nivel genético, basada en el análisis de miARNs (11), es esencial para entender la etiología de las ENTs y optimizar las recomendaciones de ejercicio.
Este trabajo fue realizado por Molina-Cando, María José1; Escandón Samuel1; Brito, Jorge1; Álvarez, Mario2; García, Ana1; Andrade, Susana1; Ochoa-Avilés, Angélica1.1Universidad de Cuenca, 2Universidad Politécnica Salesiana.
Referencias