ISBN: 978-9942-36-373-2
Roque Rivas, Mauricio Mosquera, Antonio Vallecillo
Escuela Politécnica Nacional, Departamento de Ciencias de Alimentos y Biotecnología, Quito, Ecuador
rgrivasp71@gmail.com
Las enzimas son moléculas biológicas que incrementan significativamente la velocidad de las reacciones bioquímicas. En el mercado global, el comercio de enzimas industriales alcanzó los 4.2 billones de dólares en 2014; y se estima que en 2020 alcanzará aproximadamente 6.2 billones. La búsqueda, desarrollo y venta de nuevas enzimas es un campo en constante crecimiento. Principalmente, debido a que las enzimas reducen los tiempos y costos de energía en procesos industriales, además son rentables, no son tóxicas y resultan amigables con el medioambiente.
Las proteasas son el grupo de enzimas comerciales más importantes y corresponden al 60% de las ventas totales en el mundo. Son enzimas que degradan proteínas y generalmente se las clasifica como: (1) exopeptidasas, que cortan los péptidos en los extremos y (2) endopeptidasas que cortan los péptidos al interior de la cadena.
El creciente interés en las proteasas se debe a sus usos en varios procesos industriales, entre ellos: maduración de quesos, clarificación de bebidas, eliminación de biopelículas, formulación de detergentes, cosméticos, nutracéuticos, fármacos y en la remediación ambiental. Existen proteasas que toleran elevadas temperaturas (termoestables) y se utilizan en la degradación de quitina de los desechos de camarón, hidrolización de películas gelatinosas de la industria fotográfica para recuparar Ag, degradación de priones, limpieza de lentes de contacto, etc.
A pesar de la importancia de estas biomoléculas, no hay reportes en la literatura sobre la prospección de proteasas termoestables de microorganismos aislados en Ecuador. En un estudio reciente, investigadores de la Escuela Politécnica Nacional (EPN) y de la Universidad de Cuenca (UC) trabajaron para identificar y caracterizar nuevas proteasas en cepas bacterianas aisladas de composta. En este estudio, los científicos trabajaron con colecciones de bacterias termófilas e identificaron aquellas que presentan actividad proteolítica. Obtuvieron el material genético de estas cepas y construyeron bibliotecas genómicas para identificar los genes asociados a esta actividad. Estos genes pueden ser insertados en un organismo hospedero como E. coli y ser utilizados para la producción a nivel industrial de enzimas recombinantes con actividad proteolítica.